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Más tarde.—

Ratifico las últimas palabras escritas, pero en esta ocasión no hay duda. No tendré miedo de dormir en ningún lugar donde él no esté. He colocado el crucifijo sobre la cabecera de mi cama, y así imagino que mi descanso será más libre de pesadillas; y allí permanecerá. Cuando él me dejó, fui a mi habitación. Después de un rato, al no oír ningún sonido, salí y subí la escalera de piedra hasta un lugar desde donde podía mirar hacia el sur. Había cierto sentido de libertad en la inmensa extensión, aunque inaccesible para mí, en comparación con la estrecha oscuridad del patio. Mirando hacia afuera, sentí que estaba en prisión, y parecía que quería tomar un respiro de aire fresco, aunque fuera de la noche. Empiezo a sentir que esta existencia nocturna me está afectando. Me está destruyendo los nervios. Me asusto con mi propia sombra y estoy lleno de todo tipo de imaginaciones horribles. ¡Dios sabe que hay motivos para mi terrible temor en este lugar maldito! Miré hacia la hermosa extensión, bañada en suave luz amarilla de la luna hasta que casi era tan brillante como el día. En la suave luz, las colinas distantes se derretían, y las sombras en los valles y desfiladeros eran de un terciopelo negro. La mera belleza parecía animarme; había paz y comodidad en cada bocanada de aire que respiraba. Mientras me apoyaba en la ventana, algo en el piso de abajo, a mi izquierda, llamó mi atención, donde imaginé, por el orden de las habitaciones, que las ventanas de la propia habitación del Conde darían. La ventana en la que estaba parado era alta y profunda, con mulliones de piedra, y aunque desgastada por el clima, aún estaba completa; pero evidentemente había pasado mucho tiempo desde que se la había arreglado. Me retiré detrás de la piedra y miré cuidadosamente hacia afuera.

Lo que vi fue la cabeza del Conde asomándose por la ventana. No vi su rostro, pero reconocí al hombre por su cuello y el movimiento de su espalda y brazos. En cualquier caso, no podía confundir las manos que había tenido tantas oportunidades de estudiar. Al principio estaba interesado y algo divertido, pues es sorprendente lo poco que puede interesar y divertir a un hombre cuando es prisionero. Pero mis sentimientos cambiaron a repulsión y terror cuando vi al hombre completo salir lentamente por la ventana y comenzar a reptar por la pared del castillo sobre ese abismo espantoso, boca abajo con su capa extendida alrededor de él como grandes alas. Al principio no podía creer lo que veía. Pensé que era algún truco de la luz de la luna, algún extraño efecto de sombra; pero seguí mirando y no podía ser una ilusión. Vi los dedos y los dedos de los pies agarrando las esquinas de las piedras, desgastados por la tensión de los años, y así, utilizando cada proyección e irregularidad, moviéndose hacia abajo con considerable velocidad, tal como un lagarto se mueve a lo largo de una pared.

¿Qué clase de hombre es este, o qué clase de criatura es en apariencia humana? Siento que el miedo de este horrible lugar me domina; estoy temeroso, en un temor terrible, y no hay escape para mí; estoy rodeado de terrores de los que no me atrevo a pensar...




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